Las tensiones postelectorales han comenzado a dejar secuelas dentro de algunas instituciones públicas hondureñas. En los últimos días, trabajadores de distintas dependencias han denunciado episodios de irrespeto, intimidación y agresiones verbales que, según afirman, provendrían de miembros de los colectivos del Partido Libertad y Refundación (Libre).

De acuerdo con los relatos recopilados, este clima de hostilidad se ha intensificado particularmente contra empleados que no simpatizan con el oficialismo. A varios de ellos se les ha colocado la etiqueta despectiva de “mapaches”, término que ha pasado a ser una forma de señalamiento interno y un vehículo para justificar presiones y exclusiones.

Los empleados amanecieron hoy con rótulos ofensivos pegados en las paredes, dirigidos contra compañeros de trabajo. Aunque no hay responsables identificados, el personal asegura que estas expresiones son reflejo de un ambiente deteriorado tras las elecciones del 30 de noviembre y de lo que muchos califican como una “cultura del miedo”.

Los insultos plasmados en los rótulos llamaron la atención por su tono agresivo: “solo si regalan marihuana obtienen votos”, “de qué se alegran narcocachurecos”, “saqueadores”, entre otros. Para trabajadores consultados, estos mensajes dan cuenta del nivel de polarización que se ha filtrado hasta los espacios laborales.

Curiosamente, miembros de los mismos colectivos de Libre empiezan a reconocer públicamente que la actitud confrontativa de ciertos compañeros pudo haber golpeado la imagen del partido. Algunos admiten que estos excesos también habrían influido en el bajo rendimiento electoral de la candidata oficialista Rixi Moncada, quien permanece en un distante tercer lugar con menos del 20% de los votos escrutados.

La crispación no se limita a Migración. En el Instituto de Conservación Forestal (ICF) surgió un nuevo episodio luego de que se filtrara un video en el que se observa a empleados identificados con colectivos de Libre insultando y expulsando a compañeros entre gritos de “¡fuera mapaches!”. Según las denuncias, la agresión se habría originado por la supuesta “falta de apoyo” o “desinterés” en la campaña de Moncada.

Trabajadores del ICF aseguran que esta situación no es aislada y que desde hace semanas se vienen registrando conductas de presión interna, marcadas por acusaciones, amenazas y un ambiente laboral cada vez más frágil. Algunos empleados temen que estos patrones se institucionalicen si no hay una intervención inmediata de las autoridades.

Mientras el escrutinio sigue avanzando entre los candidatos del Partido Nacional y Partido Liberal, las denuncias dentro del aparato estatal abren otro frente de preocupación: el deterioro de la convivencia laboral y la urgencia de medidas que frenen la escalada de confrontación política en oficinas que deberían mantenerse al margen de cualquier pugna partidaria.