
En la política contemporánea, el campo de batalla ya no se libra únicamente en plazas públicas ni en los medios tradicionales. Las redes sociales se han convertido en el terreno más decisivo de la guerra simbólica por la opinión pública. En ese espacio, donde la velocidad y la percepción pesan más que la veracidad, los algoritmos definen reputaciones y destruyen candidaturas en cuestión de horas.
En Honduras, el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) parece haber comprendido el poder de ese escenario, pero su estrategia digital —según un reciente análisis— podría estar generando el efecto contrario al esperado.
El estudio, elaborado a partir del monitoreo de más de 50,000 interacciones en la red X durante un periodo de 30 días, identificó que el 63 % de las publicaciones favorables o defensivas hacia la candidata oficialista provienen de cuentas automatizadas o semiautomatizadas, comúnmente conocidas como bots.
Estas cuentas exhiben patrones de comportamiento artificial: actividad ininterrumpida durante las 24 horas, repeticiones idénticas de mensajes, uso sincronizado de etiquetas políticas y ausencia de interacción humana genuina.
Los investigadores detectaron picos coordinados de actividad entre las 6:00 y las 9:00 a.m., y nuevamente entre las 8:00 y las 11:00 p.m., horas clave para marcar tendencia en X. En esos lapsos, miles de publicaciones con hashtags como #LibreSigue, #HondurasAvanza, #Xiomara2025 y #ContinuidadSocialista aparecen de manera simultánea, generando un aparente consenso en torno a la figura de la candidata.
No obstante, tras un análisis más profundo de las interacciones y comentarios, los resultados revelan un fenómeno que preocupa a los expertos en comunicación política: el respaldo digital no es orgánico y, en lugar de fortalecer la narrativa del partido, está erosionando la confianza ciudadana.
El espejismo del apoyo digital
El uso de bots en campañas políticas no es un fenómeno nuevo. Desde el auge de las redes sociales, partidos y gobiernos han recurrido a la automatización para manipular la percepción pública, inflar cifras de apoyo o acallar críticas. En el caso de LIBRE, la red de automatización identificada reproduce un patrón similar al observado en otros países con gobiernos de orientación populista o autoritaria: control del discurso digital, amplificación del relato oficial y neutralización del disenso.
El análisis muestra que las cuentas automatizadas se agrupan en “nodos de repetición”, es decir, conjuntos de perfiles que retuitean simultáneamente los mensajes de cuentas cabeceras, generalmente administradas por operadores digitales vinculados al partido. Estos nodos se activan de forma sincronizada cuando se producen eventos políticos clave —discursos, anuncios de programas sociales o crisis mediáticas—, lo que sugiere una coordinación centralizada más que una participación espontánea de simpatizantes.
A simple vista, la estrategia parece exitosa: el nombre de la candidata domina las tendencias nacionales varias veces por semana, los mensajes de apoyo circulan masivamente y la oposición aparece “silenciada”. Pero el estudio revela una verdad menos favorable: el público real percibe esa saturación como manipulación.
Usuarios reales, reacciones reales: del apoyo a la burla
El 37 % restante de la actividad analizada corresponde a usuarios reales, con comportamientos humanos verificables: horarios regulares, interacciones variadas y contenidos personales. En este grupo, la tendencia dominante no es el apoyo, sino la crítica abierta o el sarcasmo.
Las respuestas más frecuentes a los mensajes automatizados incluyen frases como “otro bot del régimen”, “cuentas falsas defendiendo lo indefendible” o “ni con mil robots van a convencer al pueblo”. Estas reacciones, además de evidenciar la desconfianza del público, obtienen más interacciones orgánicas que los mensajes originales, generando un efecto de amplificación inversa: los intentos de control terminan multiplicando la exposición negativa.
De hecho, los posts más compartidos sobre la candidata en el último mes no fueron los promovidos por las redes automatizadas, sino los que criticaban el uso de bots, denunciaban pérdida de credibilidad o ironizaban sobre el “apoyo artificial” en redes.
Esto confirma una tendencia observada globalmente: en el ecosistema digital contemporáneo, la autenticidad y el humor pesan más que la propaganda.

⚙️ Cómo operan los algoritmos y por qué castigan la manipulación
El informe técnico señala que los algoritmos de X (Twitter) penalizan la actividad coordinada, especialmente cuando detectan publicaciones repetidas o emitidas desde múltiples cuentas en un mismo intervalo. Estas acciones se clasifican como “comportamiento no auténtico”, lo que reduce su visibilidad en los feeds de usuarios comunes.
Al mismo tiempo, los algoritmos premian las interacciones genuinas —comentarios originales, respuestas y citas—, por lo que las publicaciones críticas o irónicas reciben mayor alcance orgánico. El resultado es una paradoja: las campañas automatizadas logran momentáneamente “dominar la conversación”, pero su contenido se diluye rápidamente, mientras que las reacciones negativas permanecen visibles y virales por más tiempo.
El impacto de esa dinámica es profundo. En lugar de consolidar apoyo, la estrategia digital de LIBRE ha contribuido a polarizar aún más la conversación pública, incrementando el nivel de hostilidad política y fragmentando la credibilidad del discurso oficialista.
Los números detrás del ruido
El análisis cuantitativo del estudio muestra una radiografía clara de la estrategia digital:
Indicador
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Resultado
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Interpretación
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Actividad de bots
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63 %
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Alta manipulación digital, no apoyo real
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Actividad de usuarios reales
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37 %
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Baja participación genuina
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Sentimiento general positivo
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28 %
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Limitado y mayormente automatizado
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Sentimiento negativo o crítico
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55 %
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Alto, con fuerte componente orgánico
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Sentimiento neutro
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17 %
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Usuarios observadores o informativos
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En términos cualitativos, la conversación digital se caracteriza por tres ejes principales:
- Desconfianza hacia la autenticidad de los mensajes;
- Desgaste de la imagen de la candidata, asociada con propaganda digital;
- Desconexión con la realidad social, al priorizar una narrativa triunfalista frente a una ciudadanía enfrentada a problemas económicos, inseguridad y corrupción.
Los hallazgos sugieren que el ruido digital no se traduce en influencia política efectiva. Por el contrario, al evidenciar la manipulación, la ciudadanía digital reacciona con rechazo y denuncia, generando un efecto de desgaste similar al de la “fatiga informativa”.
Una estrategia de saturación narrativa
El fenómeno ha sido descrito por analistas como una “estrategia de saturación narrativa”, una táctica comunicacional que consiste en inundar las redes con mensajes alineados a un mismo discurso político. El objetivo es dominar la conversación pública y desplazar temas incómodos, como escándalos de corrupción, cuestionamientos sobre gobernabilidad o crisis internas del partido.
Sin embargo, en el caso de LIBRE, esta estrategia ha perdido eficacia por la creciente sofisticación de los usuarios y la transparencia que ofrecen las herramientas de análisis digital. Hoy, cualquiera puede identificar una cuenta falsa, un patrón de publicación automatizado o un “tuit sospechosamente idéntico”.
En palabras de un experto consultado para el informe:
“Las redes sociales ya no son un terreno virgen. Los ciudadanos digitales reconocen cuándo los quieren manipular. Y cuando lo hacen, reaccionan con burla, no con apoyo.”
Impacto político: visibilidad sin credibilidad
A nivel político, la estrategia digital de LIBRE logra un resultado ambiguo: alta visibilidad, pero baja credibilidad. La candidata se mantiene presente en las conversaciones nacionales, pero no como símbolo de liderazgo, sino como blanco de debate. En un contexto preelectoral, esta diferencia es crucial.
La visibilidad mediática no siempre equivale a popularidad. En comunicación política, lo que importa no es cuántas veces se menciona a un candidato, sino cómo se le menciona. En este caso, el tono mayoritariamente negativo de las reacciones sugiere que la narrativa oficialista ha sido secuestrada por el escepticismo.
Este tipo de desgaste digital puede tener efectos reales en la intención de voto, especialmente entre los sectores urbanos jóvenes, que consumen noticias principalmente a través de redes sociales. La percepción de manipulación —aunque sea solo digital— suele traducirse en desconfianza política y abstencionismo electoral.

La guerra digital y el control del discurso
El informe también advierte que la estructura de bots detectada no solo sirve para promover contenido favorable, sino también para hostigar o silenciar voces críticas. Decenas de periodistas, analistas y usuarios reportaron recibir respuestas automáticas o ataques coordinados cada vez que publicaban mensajes contrarios al gobierno o al partido.
Este tipo de comportamiento, conocido como astroturfing político, busca simular apoyo popular y al mismo tiempo intimidar la disidencia. Si bien no siempre implica intervención directa del partido, sí denota una cultura de comunicación política agresiva y poco ética, que erosiona aún más la calidad del debate público.

La política digital de lo artificial
El estudio concluye que el uso masivo de bots por parte del Partido LIBRE no fortalece la imagen de su candidata, sino que la debilita. La estrategia, diseñada para proyectar fuerza y respaldo, ha terminado revelando vulnerabilidad: la dependencia de la automatización como sustituto del apoyo real.
En palabras del informe:
“La candidata gana presencia, pero no credibilidad. La visibilidad no sustituye la legitimidad.”
A medida que se acercan las elecciones de 2025, el reto del partido no será solo mantener el control de las redes, sino recuperar la confianza digital de los ciudadanos, un recurso que no se programa ni se compra: se construye con autenticidad y transparencia.
GRÁFICOS ADICIONALES (Se refiere al contenido, no a las reacciones de los usuarios)

