El conflicto entre Israel y Hamas volvió a escalar este domingo 19 de octubre de 2025, cuando el ejército israelí lanzó una serie de ataques aéreos en el sur de la Franja de Gaza, específicamente en Rafah, zona fronteriza con Egipto. Según las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), la ofensiva responde a una emboscada en la que murieron dos soldados y varios resultaron heridos, en un hecho que Tel Aviv atribuye a combatientes de Hamas.
Los bombardeos israelíes dejaron al menos 21 muertos y decenas de heridos, de acuerdo con el Ministerio de Salud de Gaza. Entre las víctimas se encuentran mujeres y niños, según reportes de medios locales. Testigos en Rafah describieron la noche como una de las más intensas desde la entrada en vigor del alto al fuego el pasado 10 de octubre.
El portavoz militar israelí, Daniel Hagari, confirmó que la operación tenía como objetivo “infraestructura terrorista” y un supuesto túnel utilizado para ataques contra soldados israelíes. “Israel no tolerará violaciones al cese de hostilidades. Defenderemos a nuestras fuerzas donde sea necesario”, declaró.
Por su parte, Hamas negó cualquier responsabilidad en el ataque inicial contra las tropas israelíes y acusó a Israel de “fabricar pretextos para reanudar la guerra”. Un comunicado del grupo calificó los bombardeos como “una agresión que demuestra que Israel nunca tuvo intención de respetar el alto al fuego”.
La ofensiva ocurre en un contexto de extrema fragilidad política. El acuerdo de cese al fuego, mediado por Egipto, Estados Unidos y Qatar, contemplaba la liberación progresiva de rehenes, la entrada de ayuda humanitaria y la retirada de tropas israelíes de zonas urbanas de Gaza. Sin embargo, tanto Hamas como Israel se acusan mutuamente de incumplir los términos del pacto.
El gobierno de Egipto expresó “profunda preocupación” por la escalada y anunció contactos urgentes con las partes para restablecer la calma. Washington, por su parte, instó a Israel a “actuar con moderación” y a evitar una ruptura total del acuerdo, mientras la ONU advirtió que el cierre del cruce de Rafah agrava una crisis humanitaria que ya afectaba a más de un millón de desplazados internos.
Analistas coinciden en que la situación podría marcar el inicio de una nueva fase del conflicto si el alto al fuego colapsa definitivamente. “Cualquier ruptura sostenida en Rafah puede arrastrar nuevamente a toda la región a una espiral de violencia”, advirtió la corresponsal de seguridad regional de Al Jazeera.
Mientras tanto, las sirenas vuelven a sonar en el sur de Israel y miles de familias en Gaza buscan refugio entre los escombros. La tregua que hace apenas una semana se consideraba el primer paso hacia una paz duradera, hoy pende de un hilo.