La actividad militar estadounidense en aguas del Caribe continúa siendo intensa este 24 de septiembre de 2025, dentro de las operaciones regionales contra organizaciones del crimen transnacional. Entre las unidades desplegadas se encuentra el USS Jason Dunham (DDG-109), destructor clase Arleigh Burke, según rastreadores navales y reportes especializados en defensa.
En paralelo, múltiples publicaciones en redes sociales difunden imágenes satelitales y mensajes que aseguran que el buque se ubica “a solo 50 km de la costa de Venezuela”. Incluso, se afirma que estaría equipado con misiles Tomahawk listos para un eventual ataque contra el gobierno en Caracas.
Sin embargo, ninguna fuente oficial —ni el Pentágono ni la Marina de EE. UU.— ha confirmado tal información. Al contrario, los contenidos virales provienen en su mayoría de cuentas no verificadas, lo que obliga a considerarlos como no confirmados hasta que exista evidencia verificable o declaraciones institucionales.
El verdadero contexto operativo, confirmado por medios como Reuters y CBS News, señala que Washington ha intensificado sus acciones de interdicción marítima. Estas incluyen operaciones contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico y vigilancia en corredores estratégicos próximos a Venezuela, en los que también se han producido sobrevuelos de aeronaves venezolanas y choques con lanchas ligadas a carteles de droga.
Expertos en seguridad advierten que la presencia del USS Jason Dunham y de otras unidades navales en el sur del Caribe forma parte de un despliegue más amplio que busca presionar a las redes de tráfico ilícito, pero que también eleva la tensión geopolítica en una región ya marcada por la confrontación entre Washington y Caracas.
Por ello, los analistas llaman a la cautela: si bien existe confirmación de operaciones estadounidenses en el Caribe, no hay pruebas concluyentes de que el Jason Dunham se encuentre tan próximo a las costas venezolanas ni de que se haya preparado un ataque con misiles.
En conclusión, la situación refleja tanto la realidad de un aumento de la actividad militar de EE. UU. en el Caribe como los riesgos de la desinformación viral, que puede amplificar rumores y generar alarma sin respaldo en fuentes oficiales o verificables.