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Libre ante su propio espejo: la renuncia del Tribunal de Honor y sus consecuencias rumbo a noviembre
Publicado en 12/08/2025 16:26 • Actualizado 12/08/2025 16:31
EDITORIAL

La renuncia colectiva de los integrantes del Tribunal de Honor del Partido Libertad y Refundación (Libre) marca un punto de inflexión político que va más allá de una simple crisis interna. No se trata únicamente de una dimisión por desacuerdos administrativos o de procedimiento; lo que está en juego es el cuestionamiento abierto a la integridad ética de la fuerza política que gobierna Honduras desde enero de 2022.

Según el comunicado de los exmiembros, Libre “ha perdido el norte ético” y necesita rectificar antes de que el calendario electoral alcance el 30 de noviembre, fecha de las próximas elecciones generales. En otras palabras, las alarmas suenan desde dentro, y lo hacen en un momento en que el partido debería mostrar cohesión y fortaleza.

1. La renuncia que desnuda tensiones internas

El Tribunal de Honor, aunque no es la instancia más visible de un partido político, tiene una función simbólica y operativa crucial: salvaguardar la disciplina interna y asegurar que las decisiones, acciones y discursos de sus militantes se ajusten a un código ético. Su renuncia masiva envía dos mensajes claros:

  • Internamente, significa que existe una fractura seria en la gobernanza interna, donde las normas parecen subordinarse a intereses políticos coyunturales.
  • Externamente, proyecta la imagen de un partido incapaz de autorregularse y respetar sus propios mecanismos de control.

En política, las señales importan tanto como los hechos. Una dimisión de este tipo en año electoral es un golpe directo a la narrativa de unidad que Libre intenta mantener.

2. Impacto político inmediato

En el corto plazo, la salida del Tribunal de Honor alimenta el discurso opositor, que ya cuestiona la transparencia, el compromiso democrático y la honestidad del gobierno. Los adversarios de Libre encuentran en este hecho un argumento sólido: si el propio órgano disciplinario abandona el barco por razones éticas, ¿qué garantía hay de que el partido gobierne con integridad?

Además, esto puede impactar negativamente en la moral de base, sobre todo entre militantes históricos que han visto en Libre una plataforma para el cambio y la justicia social. El mensaje interno que queda flotando es inquietante: los guardianes del código ético se han rendido.

3. Efecto en la estrategia electoral

Las elecciones generales del 30 de noviembre no se librarán únicamente en las urnas, sino en el terreno de la percepción. En este sentido:

  • Riesgo: El desgaste de imagen puede disminuir la movilización de simpatizantes y abrir la puerta a un voto de castigo.
  • Oportunidad: Si Libre actúa rápido y reemplaza al Tribunal con figuras de credibilidad intachable, puede presentar el episodio como una purga necesaria para “limpiar la casa”.

La narrativa que domine en las próximas semanas definirá si esta crisis erosiona los cimientos del partido o lo fortalece como organización capaz de corregir rumbos.

4. Paralelos históricos

No es la primera vez que un partido en el poder enfrenta crisis internas de este tipo. El Partido Liberal de Honduras en los años 90, el PRI en México tras escándalos de corrupción, o incluso el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador han atravesado episodios en los que la renuncia o rebelión de órganos internos derivó en dos escenarios opuestos:

  • Desgaste irreversible, cuando la dirigencia minimiza el problema y la base percibe que no hay voluntad de cambio.
  • Renovación estratégica, cuando el liderazgo aprovecha la crisis para recomponer alianzas, reforzar la estructura ética y enviar un mensaje de autocrítica.

Libre, en este momento, está frente a esa bifurcación.

5. Posibles escenarios

Erosión sostenida:
Libre intenta pasar la página sin hacer cambios significativos. La oposición amplifica el tema en medios y redes, y la narrativa de pérdida ética se consolida. Esto podría traducirse en pérdida de votos en áreas clave, especialmente en sectores urbanos y jóvenes desencantados.

Reacción inmediata:
La dirigencia reconoce públicamente los problemas señalados por el Tribunal, convoca a un proceso de recomposición interna y nombra un nuevo equipo con reputación ética sólida. Aunque el golpe inicial es fuerte, el partido logra transformar la crisis en una oportunidad para mostrar transparencia.

 Polarización interna:
Las facciones dentro de Libre utilizan el incidente para ganar espacios de poder. Esto genera luchas internas que debilitan la maquinaria electoral y dificultan una campaña cohesionada.

6. La dimensión ética como capital político

En el contexto actual, la ética no es un lujo discursivo, sino un capital político medible. Las sociedades modernas —incluso con altos niveles de polarización— castigan en las urnas a quienes se perciben como corruptos o incoherentes. El desgaste de esta dimensión puede ser tan letal como una crisis económica o un fracaso en políticas públicas.

Libre nació con un discurso de ruptura contra “la vieja política” y la promesa de hacer las cosas de manera diferente. La renuncia del Tribunal de Honor golpea directamente esa narrativa fundacional. Si el partido no logra demostrar que sigue siendo distinto, corre el riesgo de ser percibido como “uno más” en la lista de partidos tradicionales.

7. ¿Socava los cimientos o beneficia?

La respuesta depende enteramente de la gestión que Libre haga en las próximas semanas:

  • Socava los cimientos si se minimiza el problema, se sustituye al Tribunal con figuras cuestionadas o se opta por la confrontación interna. Esto confirmaría la acusación de “pérdida del norte ético” y dejaría heridas difíciles de cerrar antes de noviembre.
  • Podría beneficiar si se asume la crisis como un momento de autodepuración, incorporando perfiles independientes y transparentes en los espacios de control interno. De esta forma, el partido podría proyectar una imagen de madurez política y compromiso real con la ética.

La renuncia del Tribunal de Honor coloca a Libre frente a un espejo incómodo. Lo que ese reflejo muestre en las próximas semanas —desgaste o renovación— dependerá de la habilidad de su dirigencia para leer el momento, corregir rumbo y entender que, en un año electoral, la percepción es tan decisiva como la gestión.

En un momento histórico donde la confianza ciudadana es un recurso escaso, un partido que admite errores y actúa con transparencia puede incluso salir fortalecido. Pero si elige la negación y el silencio, el 30 de noviembre podría enfrentar no solo a la oposición en las urnas, sino al desencanto de los suyos.

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